miércoles, 11 de febrero de 2015

Baba DOOK! DOOK! DOOK!






Babadook no es una película de terror convencional. Sí que parte de una premisa que ya conocemos: el niño dice que hay un monstruo en el armario, pero a partir de aquí reúne una serie de méritos que la hacen destacar entre las películas de terror genéricas que bombardean nuestros cines.

Lo primero que llama la atención es su apartado visual. Como ya se veía venir desde el póster, es una película que se preocupa por su estética. Los planos dan la sensación de estar muy cuidados, como si de una película de Wes Anderson se tratara (vale, quizás no al nivel enfermizo de este hombre). Algunos ayudan a transmitir muy bien la angustia de la protagonista, como ése de la lámpara que aparece cada vez que se asoma por las sábanas y coincide con lo que ella está viendo en ese instante. Ay, cuánto juego da el planito de la lámpara...
Otro punto a señalar aquí: la película es bastante luminosa y colorida para pertenecer al género al que pertenece. Esto le confiere una atmósfera única.

Sin ponernos demasiado técnicos -cosa que no puedo permitirme pues carezco de conocimientos de cine-, podría concluir que la película es bonita a nivel formal.

¿Y qué herramientas usa para transmitir terror esta película de terror? Pues yo diría que destaca más por las que no usa. No hay golpes sonoros tras un alargado silencio como recurso para hacerte botar en la butaca, lo que agradezco ENORMEMENTE. Creo que el mayor problema que tiene este género en la actualidad es que confía en asustar con estos golpes sonoros o sustos repentinos en lugar de valerse del terror psicológico, mucho más sutil pero efectivo. Así lo que logran no es asustar de verdad, sino provocar una reacción refleja ante la sorpresa que es natural en nuestro cuerpo. Como sobresaltarse cuando explota un petardo en la calle.

Tampoco hay escenas de violencia gratuita o excesivamente gráfica. No las necesita, es una película elegante. En su lugar tiene un libro de desplegables que predice ciertos eventos funestos. ¿Se llegan a cumplir? No spoilearé nada.





Pero Babadook no es la historia de un monstruo en el armario, sino una historia sobre la pérdida. Sobre el estado de duelo en el que ha vivido la protagonista desde la muerte de su marido. ¿Qué tiene que ver nuestro amiguito del sombrero de copa en todo esto? Pues esto es lo que yo interpreté: 




Babadook representa la pérdida no superada. Por eso vive en el sótano con todas las cosas del marido. Su empeño en «entrar» simboliza las emociones que la madre reprime a duras penas y amenazan con apoderarse de ella. Finalmente supera su duelo pero hasta cierto punto, porque aunque Babadook deja de molestarles, acaba encerrado en el sótano y es alimentado diariamente cual mascota, como metáfora de la pérdida superada pero no olvidada. 


Fin del spoiler.


 Y los guiños al cine de terror clásico, un factor más que eleva esa elegancia que tiene la película. Desde las películas que iluminan el salón noche tras noche hasta el propio diseño de Babadook, referencia directa a Nosferatu.

Me gustaría que esta entrada sirviera para que si algún lector descarriado se topase con ella por casualidad, le diera una oportunidad a Babadook la próxima vez que pretenda ver la enésima película de sustos baratos. Ah, ¿que prefieres una de ese estilo? Pues recuerda que if it's in a word or it's in a look, you can't get rid of the Babadook.

sábado, 7 de febrero de 2015

Empiezo la saga Metroid.

Pese a considerarme un nintendero de toda la vida, lo cierto es que apenas he tocado algunas de sus franquicias más famosas. Eso es algo que me he propuesto corregir este año, con el reto Zelda 2015 (del que hablaré en otra entrada) y cierta sorpresa que me dio mi Wii U el otro día.

Estaba yo tranquilamente en mi habitación cuando el tableto-mando de la última sobremesa de Nintendo se encendió él solo. Superado el shock inicial que me produjo, investigué la causa del incidente y descubrí algo de lo que el mismísimo Adam Smith se enorgullecería: mi consola se había encendido sola para mostrarme las últimas rebajas de la e-shop, y no unas rebajas cualquiera, no. Metroid Prime Trilogy a diez euros. 


«Sé que estás ahí, no podrás esconder tu cartera de mí».

Para los que no sepan lo que esto supone, la trilogía Metroid Prime es una de las obras más aclamadas de la gran N y por lo que tengo entendido, lo mejorcito de la franquicia Metroid. Salieron para GameCube hace años y se recopilaron las tres juntas en esta edición especial para Wii, que a día de hoy se encontraba completamente descatalogada y únicamente accesible a través de la compra a particulares. Yo llevaba ya un tiempo contactando con estos particulares, pero de un producto descatalogado como éste sólo puedes esperarte los precios más abusivos por parte de sus dueños. En cualquier caso, se les ha acabado el chollo tras esta jugada de Nintendo.

Yo ya sabía esto porque había visto el Nintendo Direct de principios de enero, pero me pilló por sorpresa igualmente. Sobra decir que me abalancé sobre el botón de comprar como si mi vida dependiera de ello.

Pero todavía no podía jugarlos, pues me propuse jugar la franquicia Metroid en orden cronológico de acuerdo a la timeline oficial, y ayer, con los exámenes ya terminados, me puse a ello. En 4 horas he superado el Metroid Zero Mission, remake de 2004 del Metroid original de 1986. He optado por el remake porque esa diferencia de casi veinte años supone un cambio drástico a nivel jugable. Y por supuesto la historia es la misma, así que no tenía buenos motivos para jugar al original.

¿Qué decir de mi primera toma de contacto con la cazarrecompensas de Nintendo? Me lo he pasado genial. El remake convierte el poco atractivo a nivel visual (e imagino que jugable) Metroid original en un juegazo que he disfrutado como cualquier título de hoy en día, señal inequívoca de lo bien que ha envejecido.


Encuentra las diferencias.

El diseño de niveles es magnífico: mapas que apenas puedes completar la primera vez y tienes que revisitar más tarde con las nuevas mejoras del traje para encontrar mil cosas anteriormente inaccesibles, enemigos que te hacen la vida imposible hasta que encuentras un arma con la que puedes vengarte, cambiando las mecánicas por completo (hola, piratas espaciales), etc. Eso sí, a veces resulta un poco lioso saber por dónde seguir, pues el camino puede estar escondido bajo una baldosa y prácticamente tienes que adivinarlo.

Cabe destacar que Metroid sea probablemente la franquicia de Nintendo con una ambientación más «seria». No hay champiñones con ojos ni risueños fontaneros dando saltos. La saga de Samus Aran posee una atmósfera de ciencia-ficción bastante oscura. Tan sólo fijaos en el diseño de Ridley y comparadlo con el de Bowser. Esta atmósfera se nota también en la banda sonora, completamente distinta a las alegres melodías a las que la gran N nos tiene acostumbrados.

En definitiva, mi punto de partida en la saga ha sido muy positivo, y estoy deseando experimentar el salto del plataformas al first person shooter que se produjo en la saga con su llegada a GameCube. 


Sea lo que sea que Samus tenga reservado para mí, estoy preparado.