Superada ya la época de exámenes, vuelvo a la carga. En esta entrada voy a hablar de dos películas que vi allá por abril, y cuya reseña he ido posponiendo hasta el día de hoy. Esto tiene algo bueno, y es que al escribir críticas sobre películas que acabas de ver, cuando todavía estás «en caliente», tiendes a ser más subjetivo, a ensalzar sus virtudes en exceso o arremeter injustamente contra sus defectos. Lo malo es que con los meses he olvidado muchos detalles y voy a tener que escribir esto con el recuerdo -más general- que todavía perdura.
Cuando leí la sinopsis de I Origins, sospeché de inmediato por dónde irían los tiros, pues conocía el argumento antievolucionista sobre el origen del ojo humano. La premisa prometía, así que me puse a verla. Y oye, la película no podía empezar mejor. No tardé en sentirme profundamente identificado con el protagonista, un biólogo de férreos valores basados en el pensamiento crítico y científico, que aspira a encontrar el origen evolutivo del ojo humano para acabar con el argumento de la complejidad irreducible que defienden los partidarios del diseño inteligente.
El tío acude a una fiesta y conoce a una chica que oculta su rostro tras una máscara, todo a excepción de sus ojos, los ojos más increíbles que nuestro protagonisa había visto jamás, con una heterocromía central que no duda ni un momento en fotografiar. Y la tipa va y le pregunta que si sabe lo que es un phasianidae. No sé cuántos ornitólogos habrán visto la película, pero tanto ellos como yo lo supimos. En ese momento pensé que el director podía estar mandándome un mensaje en clave. ¿Ciencia vs religión? ¿TAXONOMÍA AVIAR?, no podía ser casualidad: la película estaba hecha para mí. Mike Cahill me conocía, de alguna forma.
Le perdonamos este Deus Ex Machina a la película, ¿vale? |
Bromas aparte, I Origins me pareció exactamente la clase de película que a mí me gustaría hacer (si tuviese el talento cinematográfico necesario, claro). Pero su mayor virtud es algo que yo no habría sabido tratar con tanto acierto, y es que el director consigue conciliar ciencia y religión (más bien espiritualidad) de la forma más respetuosa que he visto en una obra de ficción, sin presentarnos a la primera como una verdad absoluta ejercida por condescendientes eruditos ni a la segunda como un dogma venenoso venerado por paletos ignorantes.
No necesito compartir las ideas de la película con las mías propias para disfrutar de la misma, y muy garrulo tendría que ser para ofenderme por la historia que Cahill nos cuenta, para empezar porque es una película de ciencia ficción. Pero sobre todo porque el mensaje del director no es «eh, cientificuchos, que la religión es lo que se lleva ahora, pringaos». Igual me equivoco, pues a diferencia de él a mí yo no le conozco a él, pero veo bastante claro que tan solo quería desafiar la realidad de su mundo ficticio. Vamos a ver, que la escenita post-créditos lo deja bastante claro. Es difícil entrar en detalles sin hacer EL SPOILERAZO, así que aquí me quedo.
Un ejemplo de esto mismo pero mal hecho es Lucy, la desafortunada película del año pasado que no hace sino extender el -odiado por psicólogos- tópico de que solo usamos un 10% de nuestra mente. Utilizar la ciencia ficción para alimentar un dato falso que además ya está bastante asentado en el saber popular no es lo mismo que usarla para inventarnos a un tipo en mallas que lanza redes y escala muros.
Bueno, el caso es que la película me gustó tanto que busqué al director con intención de continuar con su fimografía y resultó que solo había una más, Another Earth. Otra premisa cienciaficcionesca igualmente interesante: de repente un día aparece en el cielo otro planeta Tierra.
Es gracioso porque la imagen es igual que la de I Origins que he puesto más arriba. |
Tras el visionado de la opera prima de Mike Cahill me di cuenta de algo. Este hombre no nos está contando historias de ciencia ficción, lo que quiere es hablarnos del sentimiento de duelo utilizando el género como contexto, como vehículo de la trama.
Creo que merece la pena seguirle la pista al melenudo director. Si mantiene el nivel (de momento va in crescendo, pues su última película es la mejor de las dos) podría hacerse un hueco en el Olimpo del género. No exagero, ¿eh? Por lo menos en mí ha encontrado a un fiel seguidor. Que cuente con mi cartera de aquí en adelante.
Hola Juani! me pasaba por aquí a dejarte un comentario que no publicarás. Muy fan de tus etiquetas post artículo. A veces parece que los artículos los escribe Iron Man sobre sí mismo, cuida.
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