Creo que sólo voy a poder jugar a Splatoon una hora en total, porque esta noche tengo ciertos compromisos sociales (quién pudiera cancelarlos...). Eso sí, ¡vaya hora! Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Es como si hubiesen investigado científicamente todos los componentes de la diversión para luego mezclarlos en un colorido cóctel.
La demo arranca con la «creación» de tu... lolita cefalópoda humanoide. Eliges sexo, tono de piel y color de ojos. Poca cosa en comparación con las amplias opciones de personalización que nos ofrecerá el juego completo tras su salida el 29 de mayo. Después, un breve tutorial en el que aprendes a moverte, disparar tinta, convertirte en calamar, y las mecánicas resultantes de estas acciones. Vamos, traducir en botones lo que ya habíamos visto en los Nintendo Direct. Mi primera sensación es de incomodidad al manejar el eje Y de la cámara con el giroscopio del gamepad. Según dijeron, existe alguna opción para controlar ambos ejes con la palanca derecha, así que sin problema. De todas formas, la incomodidad desaparece una vez te acostumbras. Es tan fácil hacerse a los controles que se los he explicado a mi hermano en diez segundos y ha hecho una buena puntuación en su primera partida.
Una vez terminado el tutorial, puedes acceder a las partidas PvP. Los equipos se forman aleatoriamente y tienes cuatro armas para elegir. Dado que cada partida dura tres minutos (algo que sobre el papel no suena muy bien, pero en la práctica funciona), me ha dado tiempo a probar todas varias veces. Y por supuesto, tengo una favorita: el todopoderoso RODILLO.
EL HERALDO DE LA DESTRUCCIÓN. |
Jugar con el rodillo favorece un estilo de juego muy agresivo. Parece pensado para ir a la vanguardia del equipo, pintando amplias porciones de terreno para los compañeros que vienen detrás. Recordemos que el objetivo de este modo de juego (el único disponible en la demo) es cubrir la mayor extensión del mapa posible con el color de tu equipo, así que un arma como ésta resulta de gran utilidad. Y no sólo es una bestia parda pintando, ¡también aplasta enemigos que da gusto! Puedes utilizarlo como una apisonadora y embestir a cualquiera que se cruce en tu camino, o agitarlo para lanzar una potente salpicadura de corto alcance, el equivalente a una escopeta en shooters de corte más realista.
El resto de armas disponibles eran dos «rifles de asalto» estándar, entre los que no he notado ninguna diferencia significativa y el rifle de francotirador, que parece un poco más difícil de usar. En cualquier caso, la versión completa contendrá muchas más.
Tres minutos me parecía poquísimo para cada partida, pero lo cierto es que hay tiempo de sobra para pintar el mapa entero varias veces. Splatoon es frenético, y eso me encanta. La experiencia jugable es un no parar, avanzas con el rodillo por la zona enemiga, cubriéndola de tu color y aplastando a los jugadores despistados que te encuentras, nadas por la tinta en forma de calamar, para esquivar proyectiles o escalar una pared y sorprender a alguien por la espalda... ¡diversión pura! Además, no he notado el menor indicio de lag, pese a estar jugando con japoneses.
El intento de Nintendo por explorar el género shooter tiene una pinta maravillosa, Splatoon es fresco e innovador, justo lo que necesita una empresa que lleva años sin crear una nueva franquicia. Y aunque es bien sabido que la gran N flojea en el apartado multijugador (y toma decisiones estúpidas como no incluir chat de voz en un juego tan cooperativo), confío en que salga algo bueno de aquí.
Por lo menos a mí, esta demo me ha vendido el juego.
Y para terminar, dejo por aquí el Nintendo Direct sobre Splatoon del viernes, por si os interesa profundizar en el juego. ¡Un saludo!