Debo tener una piedra filosofal, porque viendo esta serie he ignorado la ley del Intercambio Equivalente: a cambio de veinticinco horas de mi tiempo he obtenido una historia...
... con unos protagonistas motivados por razones más profundas que ser el ninja/pirata/loquesea más poderoso. Edward y Alphonse buscan redimirse por un terrible error que cometieron en el pasado, asumiendo que son los únicos culpables de su imprudencia y los únicos que podrán recuperar sus cuerpos, valiéndose del conocimiento acumulado en sus viajes.
... que trata de maravilla a sus personajes secundarios, dándole a cada uno el protagonismo apropiado. Prácticamente todos tienen sus momentos de gloria y están desarrollados como merecen. Incluso los más insignificantes participan activamente en la trama, algo inaudito en este tipo de historias, y sin duda, lo que más me ha sorprendido.
... que expone los principios de la alquimia de la forma más científica que puede permitirse una historia de ficción, pese a que la interpretación de la misma apunte más hacia la magia.
... que aborda con gran acierto temas tan delicados como el racismo, el genocidio o la bioética.
... que no toma por tonto al espectador. Es una serie en la que las personas mueren cuando son alcanzadas en órganos vitales, y además se mueren de verdad. Las espadas cercenan miembros y las explosiones carbonizan cuerpos. Los personajes son mucho más humanos que en otras series, siendo capaces de darse por vencidos si la situación lo requiere en lugar de actuar cegados por sus emociones. Además, rehúye todos esos odiosos tópicos de anime como el poder de la amistad o los power-ups absurdos.
... que cuenta con villanos y mujeres rebosantes de carisma, dos tipos de personajes que suelen salir mal parados en obras de este género. La serie ahonda en la psicología de los antagonistas, librándolos de maniqueísmos y permitiéndonos empatizar con ellos. Son suyas, además, algunas de las mejores frases y reflexiones, como comentaré en el spoiler. Las mujeres son abundantes y relevantes. Tienen mucho que hacer y decir, y en ningún momento se ven eclipsadas por el elenco masculino.
... cuyos personajes siguen una progresión de poder razonable, si es que llega a haber progresión. Como ya he mencionado, no hay power-ups drásticos, el estilo y nivel de combate de cada personaje se mantienen a lo largo de la serie, pero sí que idean nuevas aplicaciones de sus habilidades. Por si esto fuera poco, las escalas de poder son bastante realistas, de forma que tanques, granadas o incluso pistolas puedan suponer una amenaza importante.
... acompañada por una banda sonora magnífica, que aumenta exponencialmente las sensaciones transmitidas por las escenas que mejor uso hacen de ella.
... con un epílogo de lujo, que comprende el último capítulo entero y cierra la historia de todos los personajes, dedicándole a cada uno el tiempo necesario.
Sí, definitivamente debo tener una piedra filosofal.
¡Eh, que no he terminado! Dejo aquí unos apuntes adicionales sobre la serie que he preferido ocultar por su alto contenido de spoilers:
Es a partir del atentado contra Hughes cuando te das cuenta de que esto va en serio. De repente, te encuentras lamentando la pérdida de un tipo con el que apenas te había dado tiempo a empatizar, y es que si por algo destaca Full Metal Alchemist es por sus personajes.
Ya lo he mencionado antes, pero creo que lo mejor de esta obra es lo bien que trata no sólo a los protagonistas, sino también a los secundarios. La serie no se olvida de Havoc cuando éste sufre su accidente, no menosprecia a los personajes sin alquimia, sino que, contra todo pronóstico, ¡son útiles de verdad! Desde María Ross urdiendo la trama de Mustang hasta Riza Hawkeye, siempre cubriendo la espalda de su coronel. Incluso las quimeras tienen sus momentos. Ningún personaje me ha dado la sensación de ser un florero y muy pocos me han dejado indiferente.
Riza salvando al tonto de Mustang. |
Quiero hacer una mención especial a las dos escenas de Roy Mustang que involucran homúnculos siendo carbonizados. El sufrimiento que transmite Lust con sus gritos nunca se me borrará de la memoria, pero el encuentro con Envy va todavía más allá. La escena en cuestión cambia radicalmente tu percepción del homúnculo y puedes sentir su angustia con cada chasquido de dedos del alquimista de fuego. El antes orgulloso y fanfarrón Envy es incinerado una y otra vez hasta desmoronarse física y psicológicamente, momento en el que revela su auténtica naturaleza y da lugar al -en mi opinión- mejor momento de la serie: «¿Yo, Envy, celoso de los humanos? Y lo peor de todo es que este maldito crío entiende cómo me siento».
Y hay muchos momentos más que no voy a comentar, como la promesa de Ed al cuerpo de Al, la batalla contra Pride, Hohenheim frente a la tumba de Trisha o la frase con la que titulo esta entrada. Lo cierto es que tengo que dejarme cosas en el tintero, pero esto se alargaría demasiado si tuviera que mencionar todo lo que me ha gustado, así que comentaré brevemente los pocos puntos negativos que le he visto a la serie. Para empezar, las bromas sobre la estatura de Edward, que no llegan a cansar pero la verdad es que se repiten un poco, además de sacar ese lado infantil del protagonista que tanto gusta a los japoneses, pero que a mí no me convence. En cualquier caso, es una tontería, no hay que darle muchas vueltas. El otro punto negativo que he encontrado es el exceso del Deus Ex Machina en los últimos capítulos. Me refiero a todos esos momentos en los que un personaje aparece y salva a otro. Aunque no sé hasta qué punto estamos hablando de este recurso narrativo, porque los elementos que aparecen para solucionar el problema no son ajenos a la historia, sino que habían sido introducidos previamente.
Y sin embargo, estas nimiedades no empequeñecen lo más mínimo todas las virtudes por las que le pondría un pedazo de 10 a esta obra maestra de la animación.
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